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Errores del Noviazgo: Premura Pasional


A esta equivocación juvenil se le deben la mayor parte de los fracasos matrimoniales. Ocurre en los noviazgos superficiales, donde no hay idealización pero si una urgencia de ser querido y admirado. La relación se da con premura, basada en aspectos aparentes. 

Nos gusto físicamente y emprendemos la conquista de inmediato. Este tipo de vínculo es agradable por peligroso. Mientras más rápido más riesgoso.

La mayoría de los anuncios de televisión nos muestran una escena de enamoramiento instantáneo. Este concepto de superficialidad se está convirtiendo en nuestro estilo normal de noviazgo. Es excitante de momento, pero vacío. 

A quien disfrute arriesgando su integridad, de esta forma de romance le dará lo que busca; pero quien desee una relación constructiva debe evitar prisas. Algo que se puede ver, es que los noviazgos así de rápido como comienzan igualmente terminan.

Un noviazgo destructivo puede reconocerse porque:

a) Está basado en atributos físicos. Cuando tu pareja cambia de peinado o usa ropa desagradable, ¿Sientes que la quieres menos?, ¿te entusiasma demasiado lucir ante otros su belleza?, o por el contrario, ¿prefieres reuniones sociales en su compañía para evitarte la vergüenza de ser visto por alguien no muy favorecido; ¿si tu novio o novia sufriera un accidente que le produjera una irreparable marca, tu amor se terminaría?, ¿de qué estás enamorado o enamorada?.

b) Se acompaña de una gran impaciencia sexual. ¿Tienes constantes deseos de besar, abrazar, sentir la cercanía de otro cuerpo cálido?, ¿no concibes una cita en la que tu pareja y tu sólo platiquen o convivan?, ¿La razón principal y única de estar juntos es encenderse con besos y carcicias?, ¿El noviazgo avanza paso a paso hacia la relación sexual irremediable?. Una señal inequívoca de que se trate de un apasionamiento es la urgencia de caminar aprisa en el aspecto erótico

c) Se presenta con excesos de celos y búsqueda de control. “¿Dónde anduviste ayer?” , ¿por qué no me llamaste por teléfono?, ¿Con quién hablabas en la calle esta mañana? Son algunas de las preguntas que hace una persona que se siente dueña de la otra. El verdadero amor no requiere ese control, no asfixia, no quita la libertad. Nadie es dueño de su pareja. Ni siquiera los casados.


Si tu noviazgo ha sido rápido, lleno de emociones encontradas, si surgió como una explosión, si está basado en el fuego corporal, si te exige una constante confirmación de que eres amado, haz una pausa para reflexionar. Este tipo de relación es como un poderoso narcótico, te impide tener una visión objetiva, te hace suponer que has hallado a la persona adecuada cuando sólo tienes frente a ti a un individuo común.

El amor real no lleva prisa y esta basado en el conocimiento profundo de la otra persona; en la aceptación de sus virtudes y defectos.
Tal vez, si conocieras en verdad a tu novia o novio, te darías cuenta de que no la amas.

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